sábado, 13 de julio de 2013

INIQUIDAD



Iniquidad es lo contrario a rectitud, es lo torcido, es una semilla espiritual  que pasa de generación a generación y se va torciendo cada vez más, donde va quedando el pecado escrito (según Jeremías 17) con cincel de hierro y punta de diamante en su corazón.


Exodo 34:7 El Señor visita nuestras iniquidades hasta la cuarta generación. 

El pecado no se hereda, lo que se hereda es la iniquidad, como el alcoholismo, la promiscuidad sexual, la drogadicción, el homicidio, suicidio, fornicación etc. Cuando somos salvos confesamos nuestros pecados y nuestro espíritu es salvo, sin embargo hay iniquidades clavadas en el alma que nos esclavizan, que tienen que ser tratadas para poder ser completamente libres. 




En el Salmo 51 David confiesa su iniquidad: “lávame más y más de mi maldad” (iniquidad palabra original). Hay que tratar con las raíces de la iniquidad, el Señor visita la iniquidad, en un cuerpo de pecado, es la parte espiritual donde se graba. 

El Salmo 58 dice que: “en el corazón maquinas iniquidades”. La maldición es producto de un pecado que no se confesó y que se queda en el alma, produciendo enfermedades y toda clase de cautiverios. Esas son las iniquidades que se manifiestan como maldiciones a través de las generaciones. 

En proverbios 26:2, dice que no hay maldición sin causa. Cuando viene una maldición, si estoy en santidad no puede caer sobre mí pero si hay iniquidad en mí entonces tiene de donde agarrarse. Según el Salmo 58:4, es como un veneno de serpiente, no oyen la voz de Dios. La iniquidad trae sordera espiritual, "son sordos espiritualmente cuestionando a Dios". Se mete en el cuerpo causando enfermedades.



Salmo 109:17 dice que:“Amó la maldición, y ésta le sobrevino; Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él.

Como cristianos debemos analizarnos con integridad y ver si nuestras enfermedades no son producto de iniquidades no tratadas. Muchas veces cortamos maldiciones y luego de un tiempo sentimos que vienen otra vez aún
a generaciones futuras y aún con más fuerzas. ¿Por que? Son las iniquidades que no han sido desarraigadas. 

Salmo 107:19 dice que: “entro como aguas en las entrañas y aceite en sus huesos”. Afecta aún la sangre, la médula que está en el centro de los huesos es la que produce la sangre. 

David decía que su iniquidad estaba todos los días delante de él; es una cuestión de humildad y analizarnos en las áreas difíciles que tienen raíces profundas. A través de los últimos años el Señor ha ido quitando velos para dar una nueva revelación. Jesús fue molido por nuestras iniquidades, el precio de nuestra paz fue sobre El.

Isaías 53 dice que: hacemos pacto de salvación en nuestro espíritu, pero la iniquidad nos afecta el diario vivir. 

Levítico 26:40,41 dice: “Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres....y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado. ”.

Isaías 59:1,2: "El brazo de Jehová no se ha acortado para bendecirnos...pero nuestras iniquidades han hecho división..."

Isaias 59: 5,6: "Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras.

Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos."


La liberación de las iniquidades afecta nuestras generaciones futuras inmediatamente, hijos y nietos y podemos ver cambios radicales. Tenemos que efectuar una confesión con escrutinio profunda y luego se debe ordenar a la iniquidad que busque su salida. 

Hay incluso enfermedades en la sangre que afectan a muchas familias, debemos entonces limpiar la sangre. Clamar por la sangre y renunciar a mi propia sangre pactada con el enemigo, para pedir que la sangre de Cristo sea la que corra por nuestras venas por cuanto el Espíritu de Dios habita en nosotros. 

La sangre de Cristo Jesús nos limpia de todo pecado por lo tanto, cambio mi sangre y renuncio a mi sangre contaminada, pactada con el pecado y llena de iniquidades, rebeliones y pecados y recibo la sangre de Cristo para que corra por mis venas. Nuestra sangre es cambiada por cuanto la vida está en la sangre, Jesús limpió mi sangre.

Como dice Joel 3:21 limpiará la sangre de los que no había limpiado

No hay comentarios:

Publicar un comentario