Aunque nunca la merecemos, siempre contamos con la Misericordia de Dios en nuestras vidas.
Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca
decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad. Lamentaciones 3:22-23
Una madre solicitó audiencia
ante el emperador para interceder por su hijo; el cual se mostro radical en
su veredicto: imponer la justicia con su ejecución, ya que era la
segunda vez que se lo aprendió en el mismo delito.
Desconcertada entre lágrimas la madre se arrodillo y le dijo: ¡Mi
Señor, no pido justicia, solo te pido misericordia! y con voz algo
quebrantada respondió el emperador: Pero señora, su hijo no merece
misericordia alguna, ya que nuevamente reincide en su delito.
La madre angustiada y con voz temblorosa le respondió: Su excelencia, si mi hijo se la mereciera, no sería misericordia, y misericordia es todo lo que le pido. El emperador movido por las suplicas de esta madre, dio un suspiro y finalmente dijo: Muy bien, tendré misericordia, y así se salvó la vida de su hijo de la muerte segura.
La madre angustiada y con voz temblorosa le respondió: Su excelencia, si mi hijo se la mereciera, no sería misericordia, y misericordia es todo lo que le pido. El emperador movido por las suplicas de esta madre, dio un suspiro y finalmente dijo: Muy bien, tendré misericordia, y así se salvó la vida de su hijo de la muerte segura.